lunes, 30 de mayo de 2011

Lengua T 1: Origen y desarrollo de la lengua española

La situación lingüística actual española se remonta a los tiempos anteriores de la llegada de los romanos, cuando la península era tierra de paso: los Iberos en el Pirineo y Levante, los Tartesios y Fenicios en el Sur y los Célticos en el N, O y centro. Estas legnuas convivieron con el latín que dejó su huella en el vocabulario, por ejemplo la palabra cerveza.

Con la romanización de la Península en 218 a. C. se asimila el latín, lengua de los conquistadores. Fue tan fuerte que toda la Península aceptó el latín como lengua propia, olvidando sus idiomas primitivos, excepto la región vasca que conservó el suyo y nos ha dejado vocablos como: García, pizarra, boina…

Antes de la desaparición completa de las lenguas peninsulares hubo un periodo bilingüe, relegándose poco a poco a la conversación familiar.

La modalidad que se propagó del latín fue el hablado por el pueblo, no el clásico, conocido como latín vulgar, que es la que con su evolución había de llevar al nacimiento de las lenguas romances.

En el siglo V se deshizo el Imperio Romano por las invasiones bárbaras. En cada región se produjeron innovaciones fonéticas y gramaticales y nuevas construcciones de frases. Llegando el momento en que las diferencias locales crearon dialectos e idiomas distintos. Los germanos tomaron del latín nomenclatura del comercio, agricultura, industria… pero también comunicaron a los romanos términos suyos: werra-guerra, riks-poderoso…

Los visigodos eran los más civilizados entre los germanos venidos de la Península, pero romanizados, abandonaron el uso de su lengua que en el s. VII se encontraba en plena descomposición. En el legado de vocablos que nos dejaron: Ataulfus-Adolfo, raupa-ropa.

En el s. VIII se produce la invasión árabe, movidos por el afán de propagar las doctrinas de Mahoma. El árabe es, después del latín, el elemento de mayor influencia en la formación de las lenguas peninsulares. Así entre el vocabulario español de origen árabe podemos destacar: azucenas, azufre, alcoba, alcachofas…. También tenemos ejemplos de expresiones árabes como “si Dios quiere” o “Bendita sea la madre que te parió”.

Con la reconquista el gallego-portugués se difunde por la franja oeste-peninsular; el castellano avanza hacia el sur, este y oeste de sus fronteras iniciales; y el catalán se expande por el este y las islas Baleares. Estos tres dialectos se consolidaron y se constituyeron en lenguas. El vasco siguió utilizándose como lengua coloquial, aunque en convivencia con el castellano en parte de su territorio.

El castellano, proceso de formación:

Es una lengua romántica derivada del latín vulgar que se hablaba en Burgos y que se fue expandiendo con la Reconquista, a la vez que se enriquece. Aunque los primeros escritos en castellano son hacia el s. X con “Glosas Silenses y Emilianenses”, alcanza su madurez en XIII. Con el reinado de Alfonso X el Sabio el castellano sustituye al latín y se convierte en lengua de cultura. Entre los siglos XIV y XV surgen obras como “El Libro de Buen Amor” o “La Celestina”. Tras la unificación de Castilla y la corona de Aragón, el castellano es llevado a América y en 1942 aparece “Gramática Castellana” de Antonio Nebrija. El español florece esencialmente en los Siglos de Oro. En el siglo XVIII se funda la Real Academia Española de la Lengua (1713), se publica el “Diccionario de Autoridades”, “Ortografía” y “Gramática castellana”. Desde entonces y hasta nuestros días, los neologismos del lenguaje científico y técnico, el auge de los medios de comunicación y los extranjerismos intervienen en el cambio lingüístico.

No hay comentarios:

Publicar un comentario